La respuesta está en la geometría del arco. Cuando la luz rebota dentro de una gota de agua, la forma esférica de la gota hace que la luz salga fuertemente concentrada en una dirección especial. Cada gota emite de hecho un cono de luz brillante o, más bien, cada color de la luz forma su propio cono, y el ángulo del cono es ligeramente diferente para cada color. Cuando miramos un arco iris, nuestros ojos sólo detectan los conos que proceden de gotas de lluvia que están alieneadas en direcciones concretas, y para cada color dichas direcciones forman un círculo en el cielo. Así que vemos muchos círculos concéntricos, uno por cada color.
El arco iris que ves tú y el arco iris que veo yo están creados por gotas de lluvia diferentes. Nuestros ojos están en lugares diferentes, de modo que detectan conos diferentes, producidos por gotas diferentes.
Los arcos iris son personales.
Ian Stewart
Cartas a una joven matemática
3 comentaris:
Que maco! Amb lo bonics que són de per sí els Arcs de Sant Martí, pensar que el que veus tu és exclusiu és genial! Un regal de la natura per a cadascú. Que original!
Sí, Laia, ho llegia l'altre dia al vespre abans d'anar a dormir i se'm va quedar un somriure a la boca. Volia posar només la última frase, però vaig pensar que calia tota l'explicació :-D
Mai m'ho havia mirat d'aquesta manera! Genial :)
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